CONTINUIDAD
El abuelo Nicolás me viene a ver por las noches.

Antes, los recuerdos se habían escapado de su cabeza y revoloteaban como mariposas en el jardín. Incluso había olvidado mi nombre; y hasta el de mi papá, que es su hijo. Ahora han vuelto y ya no nos ve como si estuviera tratando con extraños. “Hasta mañana Nico”, me dice con su nueva voz que suena como si llegara de otro lugar. “Te quiero viejito”, le contesto. Entonces, me mira con ojos tristes y atraviesa la pared para marcharse.

Veo los relámpagos y la lluvia caer y me pregunto si esta noche no se mojará de camino al panteón. .