Al abrir su computadora, salieron volando alegres, como bellas mariposas. Varias horas empleó el tallerista en perseguirlas por la habitación hasta atrapar a todas aquellas infames orejas que, reunidas por pares y hablándose al oído, parloteaban en festivo revoloteo a su alrededor. La fecha se acercaba y la presión crecía. Era menester dejarlas limpias y pulcras, meterlas en una caja y mandarlas por correo antes del día veinticinco para el concurso.
Pseudónimo
22 de April de 2020 / 20:55
FECHA LÍMITE 22 de April de 2020 / 20:55
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No es antes, sino 22 de April de 2020 / 23:06
El último Abencerraje
 

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