Cuando el artista pintaba LA SIESTA, en los trigales, la pareja de amantes -sus modelos- se enteró de que andaba en búsqueda de vivienda. Le recomendaron que se mudase a la casa amarilla, donde ellos alquilaban la habitación contigua al ático, el cual, sería perfecto para su dormitorio y estudio. Ahí moraban incluso los dueños; una familia de avaros que, por no gastar, fungían como eternos comensales de patatas. Ellos se desplazaban promiscuos por toda la planta baja.

-Es lugar tranquilo, la pasará bien. -Le habían aseverado-. Mas una noche estrellada en que no podía dormir, percibió que las luces en el cielo caracoleaban de contínuo; luego, descubrió que el movimiento celeste iba acorde a los gritos que la familia incestuosa bramaba:
-¡Toma esta patata ardiente, hija de perra!
-Sí. ¡Papi! ¡Papi! ¡Papi! ¡Papi!
-¡Voy a clavarte hasta que fallezcas, desgraciada! - Ululaba uno.
-Síiiiii, ¡mátame! - Aullaba otra.

El pintor, al tercer día de insomnio por tales alucinaciones auriculares. tomó un cuchillo de los desolladores de tubérculos y, dió al traste con su famosa oreja argumentando:
-¡No eres la primera ni serás la última!

No alcanzó a consumar sus deseos. Luego de cercenarse el lóbulo izquierdo cayó desmayado al pie de la ventana.
Gaugin
18 de April de 2020 / 22:09
EN EL PRINCIPIO ERA VAN GOGH 18 de April de 2020 / 22:09
Gaugin
Taller 19 de April de 2020 / 07:30
Elisa A.
Gracias por su pronta tallereada 20 de April de 2020 / 15:26
Gaugin
 

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