Todas las tardes recorre la bahía que conoce mejor que sus manos arrugadas. La inmensidad frente a sus ojos y el sol que empieza a morir en el horizonte, le inquietan y le hacen vislumbrar su propio ocaso.
Se adentra hasta percibir el agua en las rodillas, su falda flotando al nivel de la cintura, el golpe de las olas al romper sobre sus pechos, el cosquilleo salado en la nariz, su cabello flotando sobre la cabeza, el rumor de la mar desde su entraña y la ingravidez en medio de su seno. Angustia y quietud, emociones y sentimientos en pugna y en concordia, deseos y remordimientos se alternan hasta inundarla. Al final, solo sobrevive la paz que infunde la ausencia de lo conocido, la eternidad.
José M. Nuévalos
26 de March de 2020 / 09:42
Selección día 16/3 - Caer en la cuenta - de Buenas 26 de March de 2020 / 09:38
José M. Nuévalos
Taller del día 16/3 - La vieja y la mar - de Pseudónimo 26 de March de 2020 / 09:42
José M. Nuévalos
 

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