Lleva a cuestas el grato recuerdo de lo que fue, la conciencia y el dolor de lo que es, y el temor e incertidumbre de lo que será. Así transcurren los días, en tanto Cronos lo lleva a empellones hasta el final del largo túnel donde encuentra un tobogán descendente y una larga escalera cuesta arriba.

Siempre creyó que la gloria o la condenación eternas se ganaban a pulso, en el camino, no que fuese una decisión de último minuto, como lanzar una moneda al aire. Se equivocó o le mintieron y por desgracia, ya es muy tarde para regresar a averiguarlo.

Si tan sólo tuviera unos años menos, quizás haría el intento por subir. Pero a sus años, la artritis y otros achaques le sugieren que un sitio cálido no le sentaría nada mal.