Las cosas deben cambiar
Doña Micaela dice que por ella no protesten, viejas marimachas. Deberían de estarse en su casa, vealas nada más cómo se visten, andan en la calle a todas horas y beben como si el alcohol se fuese a acabar. Cuando yo era señorita mi papá me tenía prohibido salir después de las seis de la tarde y ni pensar salir con el novio. Nosotras aguantamos que nos pegaran los maridos, teníamos hijos, cuatro o cinco, que cuidar. Ni quien se quejara por un par de cinturonazos o el ojo morado o la costilla rota. Viejas revoltosas cómo cambia el tiempo.
Black Dot
14 de March de 2020 / 07:17
14 de March de 2020 / 07:17
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