De niña la llevaba de la mano, jugando a ir y venir como olas en la orilla. Fue después un amante voraz. La colmaba de regalos que luego le arrebataba caprichoso para volver a entregarle otros nuevos. A veces él se detenía. En ese instante de pausa cabía toda la luz del mundo; pero, si el paréntesis se alargaba, un olor a agua podrida dejaba al descubierto su naturaleza traicionera. Lo que ella no perdona al tiempo que pasa es que ahora, convertido en marido indiferente, la acompañe del brazo, con su tic-tac feroz, hacia la meta.
Lucía
28 de January de 2020 / 21:18
Selección del día 9: "Chronos" de Raquel 28 de January de 2020 / 21:18
Lucía
 

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