Lo clavaron a la cruz. Enseguida fijaron a los otros dos en los maderos. Dada la calidad humana de los malandrines la multitud que asistía al suceso no se sorprendió. Eran seres ruines. El asesinato, robo, la violación y otros delitos que se les imputaban eran razón suficiente para acabar con ellos. El seguía rezongando, parecía que deliraba, primero le reclamaba al padre que lo hubiese puesto en esa situación, después se contentaba a resucitar en la gloria del señor. Mientras, su madre, plantada en el suelo lo veía, arrepentida de haber inventado esa mentira de que él era hijo de Dios.
Black Dot
20 de December de 2019 / 09:51
El gran redimido 20 de December de 2019 / 09:51
Black Dot
Revisa y corrige 23 de December de 2019 / 18:35
Graciela Gianetti
 

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