Incluso sorda, la Macarrona seguía bailando como una diosa. Con ver danzar los dedos de Gaspar del Gastor entre las cuerdas de la guitarra, le sobraba para llevar el compás. Cuando reñían él gozaba despistándola. Nacieron así las bulerías por martinete, las alegrías aseguiriyás y el zapateao a puntapiés.
Raquel
16 de November de 2019 / 13:43
Creadores 16 de November de 2019 / 13:43
Raquel
TALLER 17 de November de 2019 / 17:27
José M. Nuévalos
Corrección 19 de November de 2019 / 12:50
Raquel
TALLER II y a la Final 20 de November de 2019 / 07:59
José M. Nuévalos
Muchas gracias, Josep 21 de November de 2019 / 12:48
Raquel
 

Para poder escribir en la Marina, tienes que registrarte como usuario o ingresa.