Sin título
Cierta vez en que Roberto se quedó dormido en la playa, despertó en horas de la madrugada al sentir que una sirena le hacía sexo oral. Él, al verla, se entregó al juego del amor hasta dejar escamas en la arena. Aunque desde esa vez sigue yendo a la playa en la madrugada, nunca más ha visto a la sirena. Eso sí, ahora cuando va, se lleva una lata de atún, la abre y la huele mientras se masturba.
El ultra.
11 de November de 2019 / 19:57
11 de November de 2019 / 19:57
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