SELECCIÓN AGOSTO DÍA 18: COSAS QUE PASAN por Mapache
COSAS QUE PASAN
por Mapache
El padre toma a la hija en sus brazos y entra en el río. ¿Cuántas historias se inician de la misma manera? El mismo temblor, el mismo escalofrío, los mismos pensamientos, los mismos miedos. Con ella en su espalda, nada a tierra firme, donde deja a la niña, vestida de agua y lágrimas. Después vuelve a sumergirse. Reconozco la intención, regresa a ayudar a la madre para que abrace a la hija que está en la otra orilla. Intento mantenerme en calma, siento, observo. La niña ve al padre alejarse, entra en pánico, se arroja al agua; la madre gesticula. Sé que grita, pero no entiendo el idioma. El padre regresa, una corriente arrastra a la niña, él consigue alcanzarla, la agarra, pierde fuerza; sueltan aire, ganan peso, se hunden. Los empujo, los saco a flote, son todo boca, manos, piernas, pelos, es tarde, sus ojos se inundan de un agua espesa, son cuerpos vacíos, sin resistencia. Los sumerjo a mi antojo, ellos para mí carecen de sentido, aunque son hermosos y los devuelvo a la tierra que es el lugar al que pertenecen, a la orilla por la que dieron su vida. Miro a la madre que está del otro lado, para ella todo será diferente. Para mí, lo ordinario: dos inmigrantes más, muertos al intentar cruzar el Río Bravo.
por Mapache
El padre toma a la hija en sus brazos y entra en el río. ¿Cuántas historias se inician de la misma manera? El mismo temblor, el mismo escalofrío, los mismos pensamientos, los mismos miedos. Con ella en su espalda, nada a tierra firme, donde deja a la niña, vestida de agua y lágrimas. Después vuelve a sumergirse. Reconozco la intención, regresa a ayudar a la madre para que abrace a la hija que está en la otra orilla. Intento mantenerme en calma, siento, observo. La niña ve al padre alejarse, entra en pánico, se arroja al agua; la madre gesticula. Sé que grita, pero no entiendo el idioma. El padre regresa, una corriente arrastra a la niña, él consigue alcanzarla, la agarra, pierde fuerza; sueltan aire, ganan peso, se hunden. Los empujo, los saco a flote, son todo boca, manos, piernas, pelos, es tarde, sus ojos se inundan de un agua espesa, son cuerpos vacíos, sin resistencia. Los sumerjo a mi antojo, ellos para mí carecen de sentido, aunque son hermosos y los devuelvo a la tierra que es el lugar al que pertenecen, a la orilla por la que dieron su vida. Miro a la madre que está del otro lado, para ella todo será diferente. Para mí, lo ordinario: dos inmigrantes más, muertos al intentar cruzar el Río Bravo.
Carmen Simón
04 de September de 2019 / 07:14
04 de September de 2019 / 07:14
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