Carmeno relataba a sus nuevos compañeros de trabajo todas las dificultades que vivía en su Caracas natal, por las que tuvo que salir del país. Explicaba las grandes carencias económicas que había sufrido, pese a su buen título de ingeniero civil y su puesto en una firma de arquitectos. Los compañeros escuchaban y le apoyaban diciendo cosas como: "Tranquilo, aquí eso no pasa" "Puedes andar a cualquier hora sin miedo." El coloquio se terminó abruptamente cuando el encargado entra y grita "¿Que hacéis aquí de charla? ¡Carmeno, tienes la mesa 4 sin recoger y a la mesa 7 le faltan los postres!"