Gracias Jorge por sus indicaciones. En esta versión trato de evidenciar que la buena de doña Penélope padece cierto síndrome, igual que don Ulises sufre el suyo. A ver qué le parece.

RESIDENCIA DE ANCIANOS
Cada vez que la señora Penélope Papadopoulos pierde de vista durante cinco minutos a su marido, urge a la Dirección del centro para que dejemos de facturar hasta nueva orden su manutención y hospedaje, así como el inmediato traslado a su habitación del antiguo telar; con el equipo completo de torno, bastidor, lanzadera y batán. Esta mañana el esposo, don Ulises Papadopoulos, acudió a su habitual visita con el otorrino que de forma regular, elimina los tapones de cera de sus oídos, y trata de aliviar la tortura de unos zumbidos que le recuerdan, dice, los extraños cantos de aquellas deformidades marinas.
Aarón