Un torbellino se aproxima a la muralla de concreto que zigzaguea como serpiente en el paisaje semidesértico, donde más de cien voluntarios se forman de este a oeste, mientras sujetan una pesada red negra para capturar las especies de temporada. Al escuchar la indicación, corren en dirección opuesta a la muralla. Se detienen a trescientos metros, firmes y orgullosos de una actividad que supone una relevancia humanitaria.
Al acercarse el torbellino, el supervisor y líder del proyecto solicita la activación de ventiladores inmensos apostados detrás de los voluntarios que tambalean por las presiones de aire que empiezan a contrarrestarse. Los motores de las hélices crujen como el corazón de un barco. Los voluntarios pescadores preparan la red entretejida para una descorazonada captura de material humano.
De entre las nubes agitadas en el cielo, los humanos envueltos en colchas y cobertores caen en la red que no distingue variantes, variables o especies. Los ventiladores ralentizan al torbellino que pierde fuerza y retrocede sin remontar.
Decenas de migrantes atascados en la red esperan repatriación, juicios y esperas tumultuosas. Otros regresan en una ventisca desgastada como el anzuelo gigante de la libertad.
La tasa de viajeros en agentes meteorológicos aumenta. Tempestades sociales.
Las condiciones de seguridad son pésimas, pero con suerte el viento lleva a buenos puertos.
Énder Velarde
06 de August de 2019 / 04:36
Tempestad social 06 de August de 2019 / 04:36
Énder Velarde
Taller 10 de August de 2019 / 16:53
La Coordinación de La Marina
 

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