No habrá segunda oportunidad

Mínimos detalles separaban al piloto autómata de un homo sapiens. Al salir del cinturón de rocas vio un mundo azul, gaseoso y verde. Sus sensores detectaron que era perfecto para sostener la vida humana. Sobrevoló y vio las diferentes especies animales que se movían en la superficie, un mar inmaculado lleno de vida, bosques interminables y todo lo necesario para construir hábitats para su carga de seres humanos. Vio una foto de la madre tierra pegada al tablero de control y volvió a elevar la nave para abandonar la atmosfera del mundo recién descubierto. Apagó todos los aparatos de localización y estrelló la nave en el primer asteroide que encontró.