Sombras de Hiroshima
Esa mañana, el señor Fukuichi descansaba en las escaleras del banco a la espera de que abrieran sus puertas al público. Un destello hizo que levantara la vista. Cada átomo del cielo se rompía con un resplandor anaranjado que iluminó la escena bajo ese filtro de irrealidad. Una llamarada vino hacia él y untó su cuerpo vaporizado, como si fuera mantequilla fantasmagórica, contra el cemento.
Malvadisco
19 de May de 2019 / 23:58
19 de May de 2019 / 23:58
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