Acabaron de desvalijar una diligencia en la serranía de Jaén. Consiguieron un botín importante: varios relojes de bolsillo, unas cuantas joyas y tres voluminosos baúles llenos de ropa y utensilios de viaje. Repartieron la carga. Las tres mulas iban cargadas hasta las orejas. Buscaron el camino de vuelta hacia Castilla. Al anochecer llegaron a un refugio seguro. Encendieron la hoguera, cenaron y sacaron la baraja.
El tuerto empezó a ganar. Pronto tuvieron que poner en juego las ganancias del botín. Poco a poco los otros dos perdieron todo lo del asalto. El tuerto estaba contento. Su codicioso ojo estaba lleno de lo que le había ganado a sus compinches.
Cuando amaneció se pusieron en marcha; el tuerto a pie, cargado con dos bultos y la mula tambaleándose, casi escachada por el peso. Los dos compinches iban delante, descansados, fumando y riendo mientras el tuerto estiraba del ronzal del cansado animal.
Cuando llegaron a tierra segura y se iban a despedir, los dos compañeros se miraron y sin mediar palabra sacaron sus facas y le asentaron dos puñaladas mortales, una por costado.
Se repartieron el botín entre los dos, incluso la parte del tuerto y su mula.
Raniam
16 de May de 2019 / 14:58
CONVOCATORIA DE MAYO DE 2019 26 de April de 2019 / 20:19
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Raniam
 

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