Temblamos y esperamos lo peor. Lo único que atiné fue cerrar los ojos y apretar la mano de Jazmín. Pasaron los segundos y nada ocurrió. Ninguno de los dos nos animábamos a ver por qué. Tampoco podíamos quedar inmóviles más tiempo.
Como si nos hubiéramos puesto de acuerdo, en silencio, ambos abrimos los ojos. La lentitud con la que el fuego del meteorito consumía lo que tocaba nos asombró. Toda aquella destrucción nos pareció extrañamente hermosa a esa velocidad.
No había dónde huir. Así que esperamos, con paciencia, que las llamas nos consumieran y formáramos parte de esa magnífica destrucción.
Eliana Soza
27 de April de 2019 / 21:43
Final 27 de April de 2019 / 21:43
Eliana Soza
Sobre la orientación 28 de April de 2019 / 17:11
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