Secuelas del poder

Después de la lucha armada y el triunfo de la revolución se percató de la soledad que ahora sería su más fiel compañera. De aquí en adelante el odio y el vituperio acompañarían su nombre después de decisiones impopulares. Tendría que dormir con un revolver bajo la almohada y cuidarse de sus enemigos teniéndolos más cerca que a sus camaradas. Debería descubrir la traición en una voz amiga, la zalamería en los disidentes que ahora iban a disfrazar su vileza. Un negro presagio de perfidia se cernía a la cabeza del héroe tal cual una corona de laureles.