La cobardica
"Larguirucho", que así era su apodo desde muy niño, tenía que elevar la raquítica pierna con las dos manos si quería dar un paso y "Flaca" asumir ser la típica niña engreída que miraba hacía otro lado cuando él le proponía un beso honesto. Con el paso de los años, el tísico fortaleció su maltrecha agonía con grandes dosis de Tequila, poder que le fue otorgado por los dioses del Olimpo en pequeñas frascas con dosificador anestésico. Pero la canalla inmisericorde volvió, canela en rama marchita, tras un largo, larguísimo silencio... aunque no demasiado tarde, dicha sea la buena.
Gata Blues
06 de April de 2019 / 12:56
06 de April de 2019 / 12:56
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