El tenue sonido de la fina maquinaria les aviso que el robot empezaba a funcionar. Era el primer autómata que la iglesia compraba para estos fines. Con su lógica invencible la maquina explico a todos los feligreses que Dios era nada más que un figmento de la imaginación, pero aun así les impartió el sermón del día. Los padres de familia se marcharon a casa tranquilos, aun con la contradicción teológica del sacerdote eléctrico, por lo menos ahora sabían que, debido a la primera ley, nadie violaría a sus hijos.
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06 de March de 2019 / 16:31
Primera ley 06 de March de 2019 / 16:31
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Coentario 08 de March de 2019 / 11:34
Daniela Truman
 

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