A su lento paso las puertas se abrian. Era como una fiesta, gentes afuera de sus casas que arrojaban flores y frases hermosas, niños corriendo, hombres con los brazos arriba. Todo aquel festejo cantaba por la vida de Eusebio, el loco, el vagabundo, el dadivoso, el amoroso del pueblo.
Una sola puerta se cerró para iniciar aquella santidad: La del ataúd...
cero
12 de February de 2019 / 22:55
Caminos 12 de February de 2019 / 22:55
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