Los seis jugadores se ubicaron alrededor de la mesa. El más avezado se reservó el derecho de decidir el turno de las jugadas. Él sería el último. De antemano dispuso también las fichas con las que jugaría. Los otros, inexpertos, confiaban en el azar. Momentos antes de comenzar, un resquicio de duda asomó en ellos. A la caja de balas, recién abierta, le faltaba más de una. Luego del segundo disparo comprendieron que las reglas habían cambiado. Acicateados por el honor, acordaron no detener el juego.
paramo
10 de November de 2018 / 16:38
Premio desierto 06 de November de 2018 / 08:49
paramo
Comentario 10 de November de 2018 / 05:13
Daniela Truman
Premio desierto 10 de November de 2018 / 16:38
paramo
Perfecto 13 de November de 2018 / 18:43
Daniela Truman
 

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