Elogio de los velorios
Con esta moda de sepultar al difunto rápido y sin velarlo, nos perdimos una valiosa oportunidad de despedirnos. Sin ir más lejos, esta semana falleció Susanita, la de la vuelta de casa, y no tuve ocasión de saludar al viudo ni a los hijos. Ahora tendré que esperar a encontrarlos como por casualidad, y vaya a saber cuándo... ¿Cómo averiguar si vino la hermana de Mendoza, con la que hacía tiempo no se hablaba? Tampoco me enteré de cómo fue el desenlace ni pude armar con los allegados el rompecabezas de los últimos detalles. Para colmo murió un sábado, y lo bien que me hubiera venido tomar un café con gente ya no frecuento. Nunca lo hubiera imaginado: extraño las muertes tal como eran antes.
Telares
16 de October de 2018 / 08:32
16 de October de 2018 / 08:32
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