Método empírico
“No hay como morirse para ser buena”, recitaba mi amiga Patricia mientras podaba sus rosales. Tuve ocasión de comprobarlo, temprano y en su propio velatorio, cuando la suegra y la cuñada —quienes le hicieron la vida imposible desde el primer día— se deshojaron en llantos y alabanzas ante el féretro de caoba.
Liquidambar
11 de October de 2018 / 08:26
11 de October de 2018 / 08:26
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