Habitaba en lo alto de la atalaya desde donde veía arribar el barco con las provisiones para el monasterio de la isla. Se avergonzaba de su boca y pescuezo desmesurado. Huraña y a la vez deseosa, se escondía entre los pilares del templo cuando observaba a la dama del barco ser acariciada por los marineros en un gesto para apaciguar tormentas. —No es más que una cara bonita —se consolaba al ver cómo tocaban aquellos senos brillantes de sal— Esas desnudistas son puro adorno?. En cambio, ella era la encargada de mantener la iglesia libre de humedad. El día en que una tormenta inundó la cubierta del navío, ella voló y se situó en la proa. Abriendo sus fauces, drenó el agua que amenazaba con traerse a pique la nave. En recompensa, la tripulación puso como mascarón del barco a la gárgola.
Condor
28 de September de 2018 / 19:32
Selección del día 12: "Talismán", de Malvadisco. 28 de September de 2018 / 19:32
Condor
 

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