Bajo la luz del gran astro se modelaba la figura de una criatura perversa, cincelada a mano por parisinos del doce. Esbelto cuerpo de piedra, tenso y rígido, vigilante. Dura mirada terrorífica, ahuyentadora de entes malignos, exorcizadora de herejes, condenadora de sacrilegios. Aquellas fauces profundas extintoras del mal, a través de chorros benditos, excomulgadores de infieles. Oh, aquella escultura sagrada, con forma de ser demoníaco puesta en la cúspide para alejar a todo lo ajeno a la fe.
Virginia
13 de September de 2018 / 17:37
El vigilante 13 de September de 2018 / 17:37
Virginia
Taller 16 de September de 2018 / 00:35
Laura Elisa Vizcaíno
 

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