—Vaya, fallaste. Si hubieras escogido otra opción te lo hubiera concedido en automático, pero te viste avaricioso. Sin amor, ¿de qué sirve el dinero? Lástima. Hasta Nunca.


Regresé a la otra habitación. La cabeza me daba vueltas y no sabía si todo había sido un sueño. Continué la plática con Mariana, ese era su nombre. Nos enamoramos y cuando le conté esta historia la siguiente Nochebuena, decidió regresar a su Universidad para hacer una maestría. Guardo muy buenos recuerdos de mis dos regalos, pero creo que mejor debí haberme quedado callado.




Apóstrofe
04 de December de 2016 / 13:59
Opciones 04 de December de 2016 / 13:52
Apóstrofe
Complemento 7 04 de December de 2016 / 13:59
Apóstrofe
 

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