Este mes nos tocó a nosotras, las gárgolas, ser blanco de falsas historias inventadas por minificcionistas desocupados. Nos fastidia que nos tachen de horribles y espantosas, que tenemos alas membranosas, aliento de perro muerto y facciones grotescas que atemorizan a la gente cuando van a las iglesias. Nada de eso es cierto, ya verán esos escritores de pacotilla de lo que seremos capaces si no se retractan.