La pobre criatura esta encadenada del cuello a un pesado bloque de cemento sumergido en medio de la empalizada. Para nadar con ella, los pescadores, cobran cien dólares. Los únicos que pueden pagar eso son los turistas americanos; rubios pecosos que dicen amar las emociones fuertes. Claro que ellos no saben que le han arrancado los filosos dientes para que no muerda y también la lengua para que la sirena no cante.
Lucía
06 de September de 2018 / 01:35
Selección del día 9: “Atracción turística” de Black dot 06 de September de 2018 / 01:35
Lucía
 

Para poder escribir en la Marina, tienes que registrarte como usuario o ingresa.