Cuando se casó, tenía la cara tersa y lisa como la superficie de un espejo de agua. Pero los regaños y los golpes hicieron que su faz se frunciera. En cada arruga, aprisionaba un mal recuerdo que crecía con las lágrimas. Llegado el momento, su esposo abrió cada pliegue comprimido y extrajo una perla del rostro mutilado con cuchillo.
Malvadisco
17 de August de 2018 / 04:54
Maduración 17 de August de 2018 / 04:54
Malvadisco
Taller 17 de August de 2018 / 17:05
José M. Nuévalos
 

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