Tengo cuaderno y lápiz a la mano, pero nada pasa. Las ideas reposan, cayeron en coma por el calor.

Me levanto y camino por la pieza, dándole vueltas al tema. Miro a todas partes en busca de imágenes fantásticas, pero nada sucede.

Vuelvo a mi silla. Resoplo frustrada y cuando las hojas se levantan gracias a mi aliento, una mujercita regordeta, de anteojos y cola de caballo se asoma entre ellas.

Con fingida timidez y natural simpatía camina hasta la ventana. La noche ha caído y una estrella muy brillante destaca en el manto oscuro. Ella alarga sus manitas y la toma para luego regalármela. Al primer destello desaparece.

Yo escribo. Tal vez no una obra cumbre; pero escribo.
Innominada
17 de August de 2018 / 01:00
Numen 17 de August de 2018 / 01:00
Innominada
Taller 17 de August de 2018 / 17:09
José M. Nuévalos
18 de August de 2018 / 00:41
Innominada
 

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