VEREDICTO DE JUNIO DE 2018
José María Gómez Valero, a quien agradecemos su dedicación y esfuerzo, nos hace llegar el siguiente veredicto:
MARINA/FICTICIA
VEREDICTO DE LA CONVOCATORIA DE JUNIO DE 2018
Por José María Gómez Valero
Amigas y amigos de Ficticia: un placer saludaros y leeros. Me ha encantado poder conocer las minificciones que habéis escrito en torno al lema que os proponía: “Lo que no sabes de mí”. Muchas gracias por animaros a participar. Y muchas gracias a Elisa de Armas, coordinadora de la convocatoria, por invitarme a ser jurado.
He leído y releído atentamente las minificciones presentadas y os felicito a todos por vuestras obras; no ha sido fácil decidirse por una como ganadora: muchas de ellas me han parecido de una estupenda calidad y acierto literario.
Finalmente, después de mucho valorarlas, y atendiendo a mi experiencia como escritor y como lector, me he decantado por premiar ex aequo a las minificciones siguientes:
"Cero a la izquierda", de Traviata (Tallerista: Elisa de Armas)
"Reserva natural", de Telares (Tallerista: Josep M. Nuévalos).
Desde aquí mis felicitaciones a Traviata y a Telares por estas minificciones, ambas obras me parecen muy bien trabajadas, tanto en la concepción de la historia (qué se cuenta) como en las decisiones narrativas que han tomado a la hora de contarla y desarrollarla (cómo se cuenta); ambas despiertan interés desde la primera línea (incluso desde el título), y funcionan como un preciso mecanismo: están muy bien tensadas en cuanto a ritmo de la prosa y en cuanto a expectativas que suscita en el lector, sin elementos que sobren ni falten, y sustentadas en ambos casos por una voz potente que se impone con naturalidad y nos atrapa.
De “Cero a la izquierda” me parece muy interesante la tensión narrativa que plantea desde el inicio y que mantiene en todo momento, sostenida por una voz, la de la protagonista, que funciona a la perfección —por su ritmo discursivo, por su naturalidad, por su dosificación de la información— como eje de lo contado y como guía de la atención del lector. Destacar el adecuado y eficaz uso que se hace de la segunda persona del futuro imperfecto en la mayor parte del texto, y cómo nos va conduciendo por su trama con ese efecto inquietante, así como la forma en la que se juega con dicho recurso, interrumpiéndolo en esas últimas líneas en las que Jennifer (nos) confiesa quién es (“Sí, yo estaba ahí todos los días, un bulto silencioso recorriendo la oficina. El olor a productos químicos, la piel oscura, el pelo recogido, el uniforme que me resta humanidad...”) para luego volver a recuperarlo en la última línea (“Entonces sí, ya nunca olvidarás mi nombre, Jennifer García, alias la Kelly”). Me ha gustado también la construcción de ese espacio/tiempo, distinto al de la voz de la protagonista, en el que se produce el interrogatorio. Muy acertada me parece igualmente la caracterización del detenido, del empresario, a través de lo que cuenta Jennifer y de cómo lo cuenta, y de las propias declaraciones del sujeto que se van intercalando, y enriqueciendo significativamente la trama y el conflicto.
"Cero a la izquierda", de Traviata
Al oír mi nombre repetirás en voz alta: "¿Jennifer García? No, no la conozco". "Pues trabaja para usted". Fruncirás el ceño repasando mentalmente la lista de tus secretarias y colegas. Ninguna cara encajará con mi nombre. Conociéndote, seguro que se te pasa por la cabeza que soy alguna de las chicas de alterne con las que te ves. Tu abogado te aclarará que estés tranquilo que, de momento, tu matrimonio no corre peligro. Cuando te enseñen mi foto, por primera vez te pareceré sexy con mi melena ondulada, maquillada y sonriente. Negarás con la cabeza mientras sientes ese nerviosismo subiendo por las mejillas. "No la he visto nunca, me acordaría". ¿Qué palabras usarán para explicarte que sí? Quizás empleen un término educado, ojalá. En cualquier caso, tus pupilas se dilatarán y arquearás la ceja izquierda, incluso apuesto a que soltarás un "¡hostia puta!". Tu mente te devolverá una imagen borrosa, mirarás de nuevo mi foto y te concentrarás en enfocar el recuerdo. Sí, yo estaba ahí todos los días, un bulto silencioso recorriendo la oficina. El olor a productos químicos, la piel oscura, el pelo recogido, el uniforme que me resta humanidad... Y ya sabes, esos pequeños detalles: hablar por teléfono de tus chanchullos sin percatarte de mi presencia, tenerlo todo registrado en tu PC y no apagarlo por las noches, suponer que no entiendo de números ni de ética. Entonces sí, ya nunca olvidarás mi nombre, Jennifer García, alias la Kelly.
“Reserva natural” es otra minificción a la que ni le falta ni le sobra nada, y que además aborda de una forma curiosa, sorprendente, tan terrible como cómica, el lema propuesto en la convocatoria. Al igual que en “Cero a la izquierda”, nos encontramos con una voz fuerte, en este caso imperativa, impositiva, muy bien construida, muy afianzada y natural, lo cual nos permite sumergirnos fácilmente en la escena, en lo que allí sucede, por extravagante que esto sea, como iremos viendo. La narrativa es precisa y en su discurrir alcanza un excelente ritmo gracias a la consecución de frases breves, concisas, que van aportando poco a poco y de forma inteligente y seductora, información al lector. Destacar igualmente la progresiva definición, caracterización, de ambos personajes a través de la voz, de las palabras de ella, en su interpelación a Tarquinio, ya desde la primera frase (“Tarquinio, mirame a los ojos cuando te hablo”), que por otra parte es un estupendo, oportunísimo, arranque para los propósitos narrativos de esta historia; desde el comienzo marca la existencia de dos personajes y de cierta relación entre ambos, con una voz contundente que además despierta en el lector las ganas de seguir leyendo, de preguntarse quiénes son, qué sucede… Incluso cuando ya conocemos la respuesta a tales preguntas, el relato mantiene su pulso para redondear la historia en las dos últimas líneas, bien con humor y poesía (“Solo te permito que lo devores con la mirada”), bien con esa ventana al pasado, clave y definitiva, que nos permite asomarnos a los escabrosos hechos previos que determinan la historia (“No estoy para desperdiciar un candidato, y en el jardín ya no cabe un hueso más”), lo que supone un brillante final.
"Reserva natural", de Telares
Tarquinio, mirame a los ojos cuando te hablo. Escuchame bien, dentro de quince minutos va a llegar el hombre del que te hablé. Está claro que este tipo me gusta y no quiero perdérmelo. Tenés que dominar tus malditos celos. Ya lo hemos discutido antes, no te puedo presentar el primer día. No quiero que lo espantes, hoy voy a tantear el panorama. Si él dice que prefiere a los perros, que los gatos le dan alergia o que los de tu especie deberían estar encerrados en el zoológico, no te pongas a rugir desde el fondo, como es tu costumbre. Tampoco quiero que, si te cae bien, le eches encima tus garras. Solo te permito que lo devores con la mirada. No estoy para desperdiciar un candidato, y en el jardín ya no cabe un hueso más.
Además de estos dos textos ganadores, me gustaría destacar, sin orden de preferencia, los siguientes:
“Espejos”, de Anubis (Tallerista: Lucía Casas Rey)
“La culpa”, Malvadisco (Tallerista: Carlos Bortoni)
“Como un girasol”, de Black Dot (Tallerista: Mónica Brasca)
“Sacrificio”, de Una escribidora (Tallerista: Patricia Mejías)
“Desquite”, de Malvadisco (Tallerista: El águila descalza)
“Alma borrascosa", de Una Escribidora (Tallerista: José T. Espinosa-Jácome)
“Secretos”, de Black Dot (Tallerista: Lola Díaz-Ambrona)
Cualquiera de estas obras podría estar en el binomio ganador, pues me parecen de igual modo unas minificciones estupendas y muy bien resueltas, y si no lo están quizás sea porque he preferido aquellas que me han parecido más sorprendentes, más llamativas en su planteamiento y ejecución… en definitiva, posiblemente se trate de una cuestión de preferencias personales, de gustos, a la par que, claro está, de criterios literarios. Quiero reseñar que a todas ellas les une un interesantísimo tratamiento de la complejidad de lo humano y de los vínculos: desde las diferentes situaciones y conflictos que plantean, tocan verdad, eso que merece ser contado, y la cuentan con acierto; además, si exceptuamos “Espejos”, que juega con el elemento fantástico, todas ellas tienen un cariz realista, lo cual hace que, sumado a lo dicho anteriormente, pudieran articularse –se me ocurría esta posibilidad, este juego- como una serie de minificciones que dialogan, se complementan y enriquecen, dentro de un mismo conjunto narrativo, aun siendo de distintas autorías.
Taller Marina
13 de August de 2018 / 11:49
13 de August de 2018 / 11:49
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