Desenredada
Por más alcohol y crema de rosas, el uñero no sanaba. Le dijeron que la saliva del gato lo sanaría, pero al primer lengüetazo la piel se desprendió en un hilo que el gato aprovechó para halar hasta convertir a la mujer en una pila de nerviosos hilos.
Malvadisco
11 de August de 2018 / 23:59
11 de August de 2018 / 23:59
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