El cacique anterior murió y la tribu hacía pruebas para nombrar uno nuevo. Hubo varios candidatos —que se secaron o terminaron en el estómago de alguna lombriz infernal— hasta que sólo quedó uno. Pero ser el último no significaba ser el elegido.

El chamán supremo lo llevó a la plaza. Le sopló en la cara:

—¿Eres hombre o mujer?

El último no lo pensó tanto y le dijo:

—Soy una hoja y eso es lo que importa.

La plaza de espinas prorrumpió en aplausos. Una flor profetizó la lluvia esperada. El abono se tornó dorado. El cacique supremo, satisfecho con su respuesta, le mostró en la distancia el jardín de trinitarias que gobernaría de ahora en adelante.
Ninfo del Norte
11 de July de 2018 / 15:37
Tribu de hojas 11 de July de 2018 / 15:37
Ninfo del Norte
taller 20 de July de 2018 / 00:28
carlos bortoni
 

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