sin titulo
Era el 24 de junio de 2573 cuando al fin Eraclio logró lo que buscaba: navegar más allá del tiempo. Disminuyó el impulso de la nave y notó que estaba en el Planeta Rojo. Después de vagar sobre selvas, desiertos, mares y montañas nevadas, vislumbró iluminaciones. Descendió sobre una metrópoli plena de vida.
En el lugar los semáforos rielaban ordenando a los auto aviones. Deambulaban entre bares céntricos, jóvenes con atavíos extravagantes. Se introdujo en un antro y vio a las mujeres con aurículas de lobo. Danzaban. Entre ellas se encontraba un hombre de edad mediana, heteróclito. Se acercó para observarlo. Descubrió en él sus mismos rasgos faciales, la misma estatura, complexión análoga. Nadie hacía caso de Eraclio, el extranjero; no se asombraban al verlo, a excepción del sujeto que llamase su interés, quien al sentirse acechado salió de la taberna de inmediato y, desconfiado, comenzó a recorrer rápido su trayecto. Endémico volteaba hacia atrás.
Eraclio se apresuró para darle alcance, pero el individuo hizo lo mismo durante calles hasta llegar a un edificio donde –en lugar de apartamentos– había criptas. En una arista el fugitivo se replegó y Eraclio, al alcanzar la misma, ya no percibiría nada. Le dio por examinar los epitafios para quedar aturdido al leer:
Eraclio Volpi
2097 – 2162
Nüremberg
En el lugar los semáforos rielaban ordenando a los auto aviones. Deambulaban entre bares céntricos, jóvenes con atavíos extravagantes. Se introdujo en un antro y vio a las mujeres con aurículas de lobo. Danzaban. Entre ellas se encontraba un hombre de edad mediana, heteróclito. Se acercó para observarlo. Descubrió en él sus mismos rasgos faciales, la misma estatura, complexión análoga. Nadie hacía caso de Eraclio, el extranjero; no se asombraban al verlo, a excepción del sujeto que llamase su interés, quien al sentirse acechado salió de la taberna de inmediato y, desconfiado, comenzó a recorrer rápido su trayecto. Endémico volteaba hacia atrás.
Eraclio se apresuró para darle alcance, pero el individuo hizo lo mismo durante calles hasta llegar a un edificio donde –en lugar de apartamentos– había criptas. En una arista el fugitivo se replegó y Eraclio, al alcanzar la misma, ya no percibiría nada. Le dio por examinar los epitafios para quedar aturdido al leer:
Eraclio Volpi
2097 – 2162
Nüremberg
Noli me tangere
14 de June de 2018 / 10:55
14 de June de 2018 / 10:55
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