Llegará el día
Y llegará el día en que revolución ya no será una avenida, tampoco un levantamiento armado. Insurgentes quedará en el aire como palabra dilatada. Llegará el día en que las llantas nos cobijen, el agua apestosa nos inflame y seguirán la trasmisiones de partidos de futbol y campañas políticas en perpetuidad. Las agencias de automóviles nos engatusarán vendiendo modelos más modernos y poderosos que, estacionados, sólo nos darán el placer de poseer. Llegará el día en que los teléfonos públicos nos sirvan de almohadas, en que los perros callejeros nos saquen a pasear y no limpien el excremento. Llegará el día en que los niños no vayan al colegio, que las universidades apilen escombros y las bibliotecas reúnan insectos. Las bancas de los parques, volteadas al revés, servirán de ataúdes. Llagará el día de calles sin vueltas continuas. Ya no habrá vuelta atrás.
Y llegará ese día, el último, cuando el horrendo guerrero Chimalli cobre vida sólo para vengar la burla, la humillación.
¡Pobre Chimalhuacán!
Y llegará ese día, el último, cuando el horrendo guerrero Chimalli cobre vida sólo para vengar la burla, la humillación.
¡Pobre Chimalhuacán!
Aplacate
04 de May de 2018 / 09:38
04 de May de 2018 / 09:38
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