Estaban desesperados por falta de alimento. Decidieron vengarse del monstruo metálico que los dejó sin sustento. Con teas y garfios, llegaron a la fábrica, El inventor no pudo defender su creación que fue desmantelada en pedazos. Satisfecha, la turba regresó a sus hogares a la espera de recibir, con las primeras luces de la mañana, los pedidos para hilar el algodón a mano.
Malvadisco
02 de May de 2018 / 04:57
Los artesanos 02 de May de 2018 / 04:57
Malvadisco
Taller 04 de May de 2018 / 11:03
Elisa A.
 

Para poder escribir en la Marina, tienes que registrarte como usuario o ingresa.