El quelonio, con parsimonia de más, buscó el área donde depositar sus huevos. Debían estar protegidos del tráfico del mercado negro y de las especies depredadoras. Por fin encontró unos arbustos otoñales, al pie de ellos realizó su labor maternal.

Pasado el momento de la gestación, de los cascarones empezaron a irrumpir, y vieron la luz primera los hijitos: una lampara, una cama, mesas, silllas, aparatos domésticos incluyendo juegos para ordenador y tres bicicletas.
Polluelo
17 de February de 2018 / 17:42
LA TORTUGA DE TABLADA 17 de February de 2018 / 17:42
Polluelo
Taller del día 17 22 de February de 2018 / 23:32
José Manuel Ortiz Soto
 

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