La mujer que tejió estas maravillas ya no existe, piensa Regina, mientras admira los complicados diseños de las guardas, y acaricia las texturas accidentadas de los paisajes, como si fueran extrañas.
Ella está, respira, vive, pero sus manos ya no tienen la destreza para urdir esas hazañas. Ni su imaginación el vuelo para idearlas. Ni ella la paciencia para salvar dificultades. Por eso, niega con la cabeza cuando la nieta, cariñosa, le pregunta: “¿Me tejerías uno con la casa mis padres y de fondo los campos de lino?”
Desilusionada, la joven da media vuelta y se pierde en el fondo de la casa. No alcanza a ver las lágrimas que humedecen los viejos tapices.
Telares
20 de December de 2017 / 06:44
CAMPOS DE LINO 20 de December de 2017 / 06:44
Telares
TALLER 21 de December de 2017 / 04:43
el aguila descalza
 

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