Vuelvo a casa al amanecer. Todo está en una pesada calma. Qué no daría por tener doce años y que mi viejo me regañara a los gritos, me levantara el brazo amenazador y coronara aquellos cintazos con la prohibición de salir por un mes. Nada más letal que esta cruel manera de recibirme sentado a la mesa, mirándome fijo, apretando los labios mientras niega imperceptiblemente con la cabeza, este punzante silencio que dice que soy un caso perdido.
Telares
18 de December de 2017 / 21:21
TIEMPO DE NOSTALGIA 18 de December de 2017 / 21:21
Telares
taller 23 de December de 2017 / 12:45
Carmen Simón
 

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