El Comandante Porcino es un ser contradictorio. Él lo niega cuando le hacen ver esto, pero sabe que los que lo conocen tienen razón. Es capaz de destrozar los testículos de un hombre, cercenar una oreja, torturar, hasta el borde del desmayo, sin ningún miramiento. Para eso y más está preparado durante una interrogación. Al llegar a su casa, cuando su amante le acaricia el sexo con mano insinuante y le pregunta, —¿de quien es esa arma?
Solo mueve la cabeza en gesto negativo y guarda silencio a sabiendas de que todo él le pertenece a su hombre.