Es muy de mañana, voy en busca de unos cuantos cocos. El sol, más rojo que amarillo y naranja, se asoma en el oriente. Muy vanidoso, se mira en el espejo cresta del océano. Atravieso la extensa playa, mis pies se hunden en la arena blanca y fina dejando huellas que luego borra la orilla del mar, mientras el murmullo del viento sobre las palmeras me invita a soñar; desde lo alto de una inmensa roca, me entretiene el golpeteo del agua, sonido que compite con el “rab-rab-rab” de los alcatraces que van y vienen y se posan en los mangles; decido enfrentar las olas sin oponer resistencia, pues me revuelcan a su antojo por largo rato. Pasan varias horas de un día maravilloso y regreso a casa. Cuando voy a ver, los olvidé, no traigo los cocos.
esleongo
15 de November de 2017 / 10:49
Un día 15 de November de 2017 / 10:49
esleongo
Tallereo 15 de November de 2017 / 17:25
PatriciaN
 

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