Él marchó hacia la puesta del sol, rumbo a las montañas. Solo una vez al año, el celaje áureo se convertía en una barra de oro que se descamaba en brillantes láminas. Cuando llegó, el paisaje estaba chapado con un baño de oro que envolvía hasta la copa de los más altos pinos. Recogió varios sacos del mineral, pero se detuvo al sentirse observado desde arriba: una serpiente gigantesca abrió su boca y devoró al buscador de tesoros. Fortalecida por el bocado en aquel momento de crítico esfuerzo, el reptil dejó atrás su vieja piel de escamas doradas.
Malvadisco
09 de November de 2017 / 05:56
La muda 09 de November de 2017 / 05:56
Malvadisco
Taller. SELECCIONADA 09 de November de 2017 / 09:38
Tequila
 

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