Qué guapo, deseé que no se parara delante, pero lo hizo, agaché la cabeza y el rubor inundó mi cara. Tiró con fuerza de mi mano y me llevó al centro de la habitación. Otras parejas bailaban más o menos apretadas.

Mi vecina me había avisado: “Los codos por dentro, son unos aprovechados”. El esfuerzo era colosal, se movía con agilidad y proyectaba la cadera hacia delante pegándose a mí. Noté algo duro que restregaba en mi vientre. Empecé a sudar, los dos vasos de ponche se me subieron de golpe a la cabeza. Adamo sonaba en el pick up, sus manos en mi cintura, sus labios en los míos y yo noté su dulzor.

Cambiaron el vinilo, se apagó la luz y escuché las palabras más bonitas de mis pocos años.

“I want you, I want you, I want you.
I think you know by now.
I'll get to you somehow.
Until I do I'm telling you so you'll understand

Su pierna derecha se introdujo entre las mías, sentí la boca seca, me la inundó con su saliva —qué hago, Dios—. Lo abracé más fuerte, lentamente fuimos hacia el cuarto de la plancha y sobre un montón de ropa limpia me desvirgó.

Se subió el vaquero mientras me guiñaba un ojo. No volví a verlo.

A mi hija le puse Michelle.
Elisa A.
29 de September de 2017 / 08:14
Selección del día 1 : "Mi primer guateque", de Sargento Pimienta 29 de September de 2017 / 08:14
Elisa A.
 

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