mis favoritas en el orden que se presentan
Día 14. Tallerista: Mónica Brasca
“Hierba medicinal”, de Malvadisco
Kurupí desenrolla el falo de su cintura y se dirige a cazar a la ninfa del bosque. La dríada se ríe de su cuerpo velludo y de sus patas invertidas y se sube a un árbol para evitar ser atrapada. Aunque de pene flexible y largo, el cuerpo forjado en una sola pieza le impide al engendro ascender por el tronco. La punta del miembro solo alcanza a tocar un el sonrosado piececillo que se repliega ante el toque viscoso. Avergonzado, huye y no se sabe de él hasta que, a la mañana siguiente, aparece muerto. Conmovida al verlo colgado de una rama con varias vueltas del pene alrededor de la garganta, la ninfa lo transforma en un bejuco que, hasta el día de hoy, los hombres usan para tratar sus deficiencias eréctiles.
Día 18. Tallerista: Carmen Simón
“Apostolado regio”, por Rudolf
La espera ha merecido la pena. El que ha vuelto no es aquel amante impaciente y desmañado que partió hacia Troya. Ahora, tal si una diosa tuviese el poder de transformarlo, Odiseo se desliza en el lecho de Penélope con sigilo felino y una lengua de can anhelante, que llena cada uno de los huecos de su cuerpo. A veces, la convierte en una diosa impúdica, sabia en conceder al amante mil caprichos secretos aprendidos durante largos años; otras, la trata con la ternura que los hombres experimentados regalan a las vírgenes. Creed que a ella no le importa que, en el delirio, la llame con nombres extraños: Circe, Calipso, Nausícaa. ¿Acaso caben en un corazón noble los celos o el despecho? Cierto es que aprovecha las ausencias del marido para entregarse, desvergonzada, no solo a sus antiguos pretendientes, sino también a campesinos, marineros y pastores. Pero no anida en ella más deseo que el de transmitir a todos y cada uno de sus súbditos varones la nueva sabiduría. Es, sin duda, la contribución de la reina a la mayor felicidad de las itacenses.
Día 10. Tallerista: Dakiny
“Mitos”, de Aarón
La extinción de su especie acredita que lo escrito en las tablillas de cera exaltando la potencia sexual del Centauro, se contradice con el más somero análisis científico.
La mitad más humana, descarga la responsabilidad del fracaso procreador sobre los lomos del hemisferio equino. Desde los cuartos traseros, la otra mitad del noble bruto alega, que la culpa de todo comenzó por pequeños problemas de origen psicosomático en el cerebro racional del varón.
“Hierba medicinal”, de Malvadisco
Kurupí desenrolla el falo de su cintura y se dirige a cazar a la ninfa del bosque. La dríada se ríe de su cuerpo velludo y de sus patas invertidas y se sube a un árbol para evitar ser atrapada. Aunque de pene flexible y largo, el cuerpo forjado en una sola pieza le impide al engendro ascender por el tronco. La punta del miembro solo alcanza a tocar un el sonrosado piececillo que se repliega ante el toque viscoso. Avergonzado, huye y no se sabe de él hasta que, a la mañana siguiente, aparece muerto. Conmovida al verlo colgado de una rama con varias vueltas del pene alrededor de la garganta, la ninfa lo transforma en un bejuco que, hasta el día de hoy, los hombres usan para tratar sus deficiencias eréctiles.
Día 18. Tallerista: Carmen Simón
“Apostolado regio”, por Rudolf
La espera ha merecido la pena. El que ha vuelto no es aquel amante impaciente y desmañado que partió hacia Troya. Ahora, tal si una diosa tuviese el poder de transformarlo, Odiseo se desliza en el lecho de Penélope con sigilo felino y una lengua de can anhelante, que llena cada uno de los huecos de su cuerpo. A veces, la convierte en una diosa impúdica, sabia en conceder al amante mil caprichos secretos aprendidos durante largos años; otras, la trata con la ternura que los hombres experimentados regalan a las vírgenes. Creed que a ella no le importa que, en el delirio, la llame con nombres extraños: Circe, Calipso, Nausícaa. ¿Acaso caben en un corazón noble los celos o el despecho? Cierto es que aprovecha las ausencias del marido para entregarse, desvergonzada, no solo a sus antiguos pretendientes, sino también a campesinos, marineros y pastores. Pero no anida en ella más deseo que el de transmitir a todos y cada uno de sus súbditos varones la nueva sabiduría. Es, sin duda, la contribución de la reina a la mayor felicidad de las itacenses.
Día 10. Tallerista: Dakiny
“Mitos”, de Aarón
La extinción de su especie acredita que lo escrito en las tablillas de cera exaltando la potencia sexual del Centauro, se contradice con el más somero análisis científico.
La mitad más humana, descarga la responsabilidad del fracaso procreador sobre los lomos del hemisferio equino. Desde los cuartos traseros, la otra mitad del noble bruto alega, que la culpa de todo comenzó por pequeños problemas de origen psicosomático en el cerebro racional del varón.
Black Dot
08 de September de 2017 / 12:51
08 de September de 2017 / 12:51
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