Lo veo doblar la esquina y me estremezco. Por fin, hoy no me puede fallar. Llevo días esperándolo parada detrás de la ventana. Mi corazón late fuerte, anticipándose al sonido del timbre. Pero una vez más esta mañana, enérgico y decidido, pasa de largo ignorando mi puerta. Salgo y lo llamo.
?Por favor, señor cartero, espere un minuto. ¿No tiene nada para mí hoy?
Imposible disimular mi ansiedad. Él niega con la cabeza y me sonríe a modo de consuelo.
?Por favor, revise bien. Yo lo ayudo. Pase, pase, póngase cómodo.
Se sienta en el sillón del living y juntos esparcimos el contenido del bolso sobre la mesa ratona. Realmente no hay nada. Vuelve a sonreírme como pidiendo disculpas. El uniforme azul le hace juego con los ojos, no lo había notado. Y qué bien le queda, realza sus espaldas anchas. Dios mío, qué buen mozo es.
Lo dejo guardando los sobres. Cuando vuelvo con café y masitas caseras, noto que se aflojó el nudo de la corbata. Mentalmente redacto el texto del telegrama que enviaré cuanto antes: “Fuiste”.
Tiempos modernos
06 de September de 2017 / 20:54
Mr postman 06 de September de 2017 / 20:54
Tiempos modernos
Comentario 08 de September de 2017 / 09:13
Daniela Truman
Loísmo 15 de September de 2017 / 16:11
Lady Macbeth
 

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