Hola Jorge, entiendo tu punto. Esta sería la readaptación propuesta del texto, ¿qué te parece?

** El secreto de la vida

En las profundidades de un bosque oscuro y remoto, el mago encontró un libro flotante, irreal, como desconectado de las cosas y razones de este mundo. Descendió hasta reposar sobre el suelo cubierto de hojas muertas. Al abrirlo, palabras y formas se formaban de una tinta reptante y negra como el olvido.

Siguiendo sus instrucciones, construyó el ritual allí mismo, rodeado de árboles centenarios que parecían gruñir en agonía ante el despliegue de su obra. Desnudo, destazó al caballo que había llevado consigo y danzó todo rojo entre vísceras y sombras grotescas que se retorcían bajo la pálida luz de una luna menguante. La dulce angustia que brotaba de su corazón parecía un eco resonante de las antiguas criaturas que, hace eones, habrían logrado desenmarañar ese ritual.

A medida que se alcanzaba el clímax, podía sentir los lamentos de una fría y esquiva verdad a punto de ser arrancada de su escondite. Cuando finalmente completó el último paso, una calma absoluta inundó el bosque.

Miró a su alrededor y vio que nada parecía haber cambiado en la espesura sombría, pero algo dentro de él estaba diferente, algo se había roto y reformado. El mago ya no existía. En su lugar, un vacío desolador y palpitante, un abismo insondable. Tan solo quedaba el susurro líquido de lo que alguna vez fueron las células humanas del mago, ahora transmutadas a organismos unicelulares negros y eternos, cuyo enjambre serpenteaba en el viento y las nubes, entre estrellas y galaxias, rumbo a más allá de la nada, buscando su destino final como tinta de aquel libro imposible.