No sabía qué esperar ni cómo comportarme en mi boda, ¡en mi propia boda! Rodeada de invitados que nunca había visto, en un país extraño, con costumbres que desconozco. No hubo discurso del juez, ni brindis. Boda solemne, sin el típico baile de la víbora de la mar ni la clásica coreografía del payaso de rodeo. Eso sí, el banquete era abundante pero no me quise arriesgar con aquellos guisos extraños; tan solo probé una media luna. Al final del evento perdí toda esperanza con lanzar mi ramo a las invitadas. Es el precio de casarse con un extranjero.
Por fin llegó la noche y con ella la luna y su miel. Mi inaugural esposo comenzó con el único ritual compartido: el del liguero. Se sumergió en mi vestido para quitarme la sensual prenda con los dientes. Sentí su traviesa lengua perderse entre el muslo y la ingle. Cuando lo tuvo en su boca comenzó a masticarlo, bromeando. Me quitó el vestido con la dosis precisa de galantería y lujuria. Ya no importaba el trago amargo de la boda ahora que por fin consumiríamos nuestro amor. Me recliné en la cama esperando su iniciativa, pero comenzó a masticar la lencería con fruición. Cuando la devoró, cual faquir traga cuchillos, me miró con gula. Tragué saliva.
kyo
06 de June de 2023 / 20:43
Media luna 06 de June de 2023 / 20:43
kyo
Comentario 20 de June de 2023 / 02:45
Daniela Truman
Media luna ,v2 20 de June de 2023 / 18:03
kyo
 

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