Después de tanto tiempo de vivir en la ciudad, el ciego se fue a la costa con el afán de chambear. Para su viaje, buscó al mejor guía entre los perros de la perrera hasta dar con uno que perteneció a un pescador. El perro guía avanzaba con firmeza, seguido por su amo invidente. De repente, el perro se paró como maceta y se puso a oler chido. El hombre sonrió, reconociendo el olor a mar, a mariscos bien fresones, aromas sepultados bajo el olor a basura y smog de la urbe.
Carabela
02 de April de 2023 / 22:23
Olfato 02 de April de 2023 / 22:23
Carabela
Me gustó 19 de April de 2023 / 14:58
kyo
 

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